Peso | 0.08 kg |
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Dimensiones | 13.5 × 1 × 19 cm |
2003
Subtotal: $140.500
Peso | 0.08 kg |
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Dimensiones | 13.5 × 1 × 19 cm |
2003
Manuel Moreau regresa donde su madre y su abuela a vivir en el departamento de su infancia. A partir de este encuentro los ritmos familiares empiezan a disgregarse a destiempo, debido a una serie de hechos inesperados que remecen una aparente armonía. Los personajes de esta novela, sin tener mucha conciencia de lo que les ocurre, van entrelazando sus emociones en torno a ciertas verdades en un presente donde lo que se descubre es el reflejo de la fragilidad en lo cotidiano. Con una narración visual y aguda, este libro nos invita a sentir cómo los días que parecieran ser simples esconden pistas acerca de lo irónico de nuestra existencia. |
2021. En La pajarera Eduardo Plaza (1982) despliega un admirable abanico narrativo para delinear Coquimbo o, más específicamente, sus recovecos y su imaginería. Un caudillo busca transformar la ciudad en un epicentro del turismo pirata y, a la vez, en un muestrario de todas las potencias del mundo; una celebración anual empuja al frenesí colectivo, pero también a charlatanes y criminales; el guitarrista de una célebre banda de cumbia elige —después de recorrer el país y el extranjero— no moverse del nido; una adictiva investigación advierte la presencia y la negación de los changos como pueblo originario de la bahía; y como telón de fondo, siempre latente y delicado, un cuadro familiar lleno de grietas, fantasmas, giros y rearmes. A medio camino entre la crónica, la novela y el mejor relato periodístico, Eduardo Plaza logra —con sutileza, precisión y un asombroso tino narrativo— una voz que sopla suave, pero, al mismo tiempo, remece mediante un humor punzante y una melancolía tan enigmática como conmovedora. Un libro híbrido, entretenidísimo, apreciable. <>.
“Pompeya”, en palabras del dramaturgo, fue escrita en un período de cuatro años aproximadamente y fue estrenada el 2017. Una textura cruda, ruda, dura y violenta da sustento a las palabras de Leila, Suzuki, Beyoncé y el maricón Lucho. Sus voces son las voces de las y los excluidos, las travestis y el maricón. Un universo plagado de transas en las esquinas, en el que se vende la tele para comprar cocaína, riñas callejeras por el territorio que, al fin y al cabo, no es de nadie. Se siente en este espacio el odio entre chilenas, colombianas, ecuatorianas y peruanas; y se patentizan las muertes, muchas muertes que quedan impunes, porque tal como dice Leila, la más rabiosa de las travestis: “Los pacos no van a mover el culo. Pa’ ellos una trava desaparecía no es ni una hueá […] Somos pobres y putas, si no hacemos justicia por nuestras manos, nadie va a hacerla”.
Texto de Maritza Farías Cerpa |
«Imagino que Jean Giono habrá plantado no pocos árboles a lo largo de su vida. Sólo quien ha cavado la tierra para acomodar una raíz o la promesa de ésta podría haber escrito la singularísima narración que es El hombre que plantaba árboles, una indiscutible proeza en el arte de contar. (…) Y ésa es la conclusión: estamos esperando a Elzéard Bouffier, antes de que sea demasiado tarde para el mundo.»
José Saramago |