Peso | 0.53 kg |
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Dimensiones | 22 × 15 × 3 cm |
Publicada en 2013
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Agotado
Primera antología general hecha en Chile de la obra de Raúl Zurita. Reúne desde sus textos juveniles, algunos de ellos prácticamente desconocidos, hasta su trabajo actual. Esta antología permite una panorámica de una obra vasta y dispersa, de la cual es muy difícil tener una visión de conjunto. |
$7.000
Agotado
Peso | 0.53 kg |
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Dimensiones | 22 × 15 × 3 cm |
Publicada en 2013
«Imagino que Jean Giono habrá plantado no pocos árboles a lo largo de su vida. Sólo quien ha cavado la tierra para acomodar una raíz o la promesa de ésta podría haber escrito la singularísima narración que es El hombre que plantaba árboles, una indiscutible proeza en el arte de contar. (…) Y ésa es la conclusión: estamos esperando a Elzéard Bouffier, antes de que sea demasiado tarde para el mundo.»
José Saramago |
Con el encuentro de la curiosidad culinaria de un francés y un chileno, comenzó la búsqueda de productos gastronómicos que tuvieran por origen las culturas y tierras chilenas. Con este fin en mente, se recopiló información de más de un centenar de productos, a partir de cuatro criterios de selección (Terroir, Relevancia Cultural, Proceso de Elaboración y Reputación). Esta lista tentativa fue presentada a los miembros del capítulo chileno de la asociación de chefs Les Toques Blanches, quienes votaron por los productos que no podían faltar en el libro. 50 fueron los elegidos, y de ellos surge una increíble variedad de texturas, sabores, colores e historias que invitan a recorrer el país a través de las páginas de este libro y descubrir las raíces de la gastronomía chilena: sus productos. |
Clarice Lispector, una antiescritora popular de Brasil que rompió las reglas literarias y abandonó una vida de princesa para volver a su tierra. Escribía cuentos, novelas y crónicas mientras sus hijos jugaban alrededor, y tenía un perro loco que comía cigarrillos.
Manuel Moreau regresa donde su madre y su abuela a vivir en el departamento de su infancia. A partir de este encuentro los ritmos familiares empiezan a disgregarse a destiempo, debido a una serie de hechos inesperados que remecen una aparente armonía. Los personajes de esta novela, sin tener mucha conciencia de lo que les ocurre, van entrelazando sus emociones en torno a ciertas verdades en un presente donde lo que se descubre es el reflejo de la fragilidad en lo cotidiano. Con una narración visual y aguda, este libro nos invita a sentir cómo los días que parecieran ser simples esconden pistas acerca de lo irónico de nuestra existencia. |
Basándose en el principio budista de la impermanencia, la autora reflexiona sobre el fenómeno del cambio que se manifiesta en todos los aspectos de la vida. Asimismo, ofrece una serie de consejos prácticos y muy concretos para cultivar una actitud de apertura ante la muerte, que nos permite acompañar a los que están más cerca del umbral sin exigirnos ni exigirles perfección. En los últimos años se han publicado muchos libros sobre la muerte y el morir, un tema provocativo en una cultura que se niega a pensar en la muerte y prefiere creer en la eterna juventud. Por eso, se podría decir que Sin miedo a la muerte es un libro subversivo. Judith Lief nos acerca a este tema desde la larga experiencia acumulada en los cursos y talleres que ha dictado sobre El libro tibetano de los muertos y el acercamiento a la muerte, en los que participan profesionales de la salud, estudiantes, voluntarios que trabajan con pacientes terminales e incluso enfermos graves. A partir de esa experiencia, de las enseñanzas budistas sobre el tema y del material que le han aportado sus alumnos, la autora nos invita a contemplar la muerte de frente, sin tabúes.
A diferencia de muchos cursos y publicaciones en los que el llamado a vivir el presente se confunde con la negación de la muerte, este libro nos propone abrirnos a ella sin velos protectores, para llegar a un punto en que podamos mirarla cara a cara, sin temor. Paradójicamente, esta forma de acercarnos a la muerte le da más sentido a la vida y nos ayuda a abrimos con toda honestidad a los demás —amigos, parientes, desconocidos— y a acompañar a los que están más cerca del umbral sin exigirnos ni exigirles perfecciones.
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