Peso | 0.128 kg |
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Dimensiones | 22 × 1 × 25 cm |
Publicado en 2019
Subtotal: $6.000
Cuando la niñera Lugton se queda
dormida, los personajes de la cortina que
estaba cosiendo cobran vida la tela se
transforma en aire azul; los árboles se
mueven de un lado al otro; los animales
comienzan a caminar hacia el lago, y los
hombrecitos salen de sus casas o saludan
con la mano desde las ventanas. Un
cuento breve, mágico y encantador sobre ecología de Virginia Woolf, que inicia la Colección Virginia Woolf para la infancia.
$9.500
Peso | 0.128 kg |
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Dimensiones | 22 × 1 × 25 cm |
Publicado en 2019
Autor: Juan Manuel Mancilla.
“Los versos de Testamento provocan el gesto de una memoria poética que despierta las imágenes del pasado (objetos, dichos, costumbres y hechos) para volcarlas conflictivamente en el presente de un país distante. Un recorrido por Chile, por la naturaleza trágica de su territorio, una declaración por la extrañeza de su lenguaje y de su gente:
Desteñido al parirse entre sacos inhospitalarios el amoratado envuelto se desempolva los trémulos pómulos tal como la harina le nieva la cocedura cruda al tambembe rosado del tan bebé (…)
“Niño piñiñento”
Autor: Ludwig Zeller
Sueños del Contrabando es un libro que invita a «descifrar» la escritura y visualidad desplegada en los cuatro libros publicados por Zeller en la década del sesenta: A Aloyse (1964), Las reglas del juego (1968, con ilustraciones de Susana Wald), Los placeres de Edipo (1968, poemas y collages) y Siete caligramas recortados en papel (1969).
Jorge Polanco, autor del prólogo, señala: «Se percibe un cierto impulso utópico que recorre los terrenos de un umbral; Zeller experimentó diversos recursos y procedimientos, unió sus investigaciones antropológicas de la psique al trabajo de arte; y aquello se nota en el verso largo, a través de metáforas que merodean y yuxtaponen escenas disímiles siguiendo la ruta surrealista. Bajo esta perspectiva, el actual libro muestra un formato literario en proceso, porque la relación entre textos e imágenes podrían perfectamente salir de este rectángulo y convocar otras experiencias del espacio». De este modo «No hay subordinación de lo visual a lo literario, o lo literario a lo visual, en esta dialéctica entre texto e imagen. “No existe equivalente en las palabras”, pero sí expansión».
El libro cuenta, además, con unas Notas de Diego Sanhueza
Proyecto financiado por el Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura, Convocatoria 2019.
Clarice Lispector, una antiescritora popular de Brasil que rompió las reglas literarias y abandonó una vida de princesa para volver a su tierra. Escribía cuentos, novelas y crónicas mientras sus hijos jugaban alrededor, y tenía un perro loco que comía cigarrillos.
Basándose en el principio budista de la impermanencia, la autora reflexiona sobre el fenómeno del cambio que se manifiesta en todos los aspectos de la vida. Asimismo, ofrece una serie de consejos prácticos y muy concretos para cultivar una actitud de apertura ante la muerte, que nos permite acompañar a los que están más cerca del umbral sin exigirnos ni exigirles perfección. En los últimos años se han publicado muchos libros sobre la muerte y el morir, un tema provocativo en una cultura que se niega a pensar en la muerte y prefiere creer en la eterna juventud. Por eso, se podría decir que Sin miedo a la muerte es un libro subversivo. Judith Lief nos acerca a este tema desde la larga experiencia acumulada en los cursos y talleres que ha dictado sobre El libro tibetano de los muertos y el acercamiento a la muerte, en los que participan profesionales de la salud, estudiantes, voluntarios que trabajan con pacientes terminales e incluso enfermos graves. A partir de esa experiencia, de las enseñanzas budistas sobre el tema y del material que le han aportado sus alumnos, la autora nos invita a contemplar la muerte de frente, sin tabúes.
A diferencia de muchos cursos y publicaciones en los que el llamado a vivir el presente se confunde con la negación de la muerte, este libro nos propone abrirnos a ella sin velos protectores, para llegar a un punto en que podamos mirarla cara a cara, sin temor. Paradójicamente, esta forma de acercarnos a la muerte le da más sentido a la vida y nos ayuda a abrimos con toda honestidad a los demás —amigos, parientes, desconocidos— y a acompañar a los que están más cerca del umbral sin exigirnos ni exigirles perfecciones.
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