Peso | 0.698 kg |
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Dimensiones | 15 × 3.5 × 23 cm |
Publicado en 2011
Sin existencias
Esta compilación de perfiles biográficos de escritores latinoamericanos del siglo XX – editados por la periodista argentina Leila Guerriero – proporciona un nuevo punto de vista para escrutar la singularidad existencial del continente: lo que aparece en sus páginas es un repertorio de vidas estragadas, intensas, proclives en la mayoría de los casos a los excesos del cuerpo y a los tormentos del espíritu. Por primera vez, figuras que han subsistido como mitos locales se constelan en un panorama amplio, generando la inquietante certeza de que en nuestros países la sensibilidad literaria es, con frecuencia, signo de destinos aviesos y de futuros echados por la borda. Si los protagonistas de este libro son presentados a través de las grietas de sus personalidades –locura, alcoholismo, autodestrucción- , hay que considerar que se trata casi siempre de escritores señeros, cuya obra es seguida con un sentimiento cercano a la devoción por renovados círculos de lectores . Son “los raros” , por utilizar la expresión de Rubén Darío: individuos que se consagraron a la literatura poniendo sus propias vidas como aval de un crédito finalmente insostenible. Los textos de Los malditos han sido escritos por grandes periodistas y narradores latinoamericanos de la actualidad, lo que se puede entender como un feliz enfrentamiento de generaciones. |
$16.000
Sin existencias
Peso | 0.698 kg |
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Dimensiones | 15 × 3.5 × 23 cm |
Publicado en 2011
“Los textos aquí presentados son una recopilación de anotaciones dejadas en cuadernos, agendas, libretas, papeles sueltos. No pertenecen a un determinado archivo más que al de la memoria abismada. En ningún caso pretenden conformarse sólo como un diario, de ahí a que no todos sigan fechada su situación. De ahí también que lo más justo y honesto sea llamarles simplemente escritos. Pues, esa fue su intuición primera, nacieron de la evocación única de escribir las experiencias que en ellos traza presencia ante el tiempo. Por lo que mal podría llamar a este Oficio Paralelo, bitácora, crónica, álbum u otras precisiones tipológicas que quizás, podrán organizar técnicamente los rigores de una norma, más no precisarían en translucir lo que rememoran sus aguas”. Palabras del autor. |
«Todo el trabajo humano puede ordenarse en una serie: en un extremo está el trabajo creador y libre del hombre de ciencia, del artista, del estadista y de muchos otros que esperan poder conducir con sus esfuerzos espontáneos a la humanidad, o al menos a una parte de ella, hacia adelante, y que en su obra fructífera y progresista encuentran la satisfacción más sublime de su íntimo ser. En el otro extremo está el trabajo uniforme y forzado que el obrero y campesino deben cumplir por necesidad, y que, por su monotonía y relativamente poca utilidad, lejos de enaltecerlos, sólo los fatiga y embrutece; tal trabajo fue siempre un aburrimiento […] En este sentido y visto desde el punto de mira de evolución, se puede considerar que la pena, condicionada por las leyes de nuestro desarrollo, era justa y legítima el hombre debía pasar, primeramente, por el período del trabajo corporal, rudo y áspero, para lograr al final la posibilidad del trabajo verdaderamente humano que satisfaga a la curiosidad espiritual del hombre. De esto hablaré en las páginas siguientes. George F. Nicolai» |